¡Bienvenida pandemia!

Como película apocalíptica me veo y veo a todo el entorno sin importar raza, religión o lugar donde estés. Lo que más importa es que nuestra libertad de movernos está en peligro. Un virus está cambiando al mundo, cerrando fronteras y economías por todo el mundo. Es curioso ver cómo vamos reaccionando poco a poco, algunos incrédulos y otros con todo el pánico ante la peor de todas las catástrofes. Quizás al principio me he decidido mantener más del lado incrédulo.

Desde que todo esto comenzó a principios de año en China, una de las personas que más amo y son significantes en mi vida, mi hermana, se encontraba en Beijing. El foco de infección era en una zona específica, considerando que China es un territorio enorme. Claro que nos asustó escuchar cuando cerraron toda esa provincia; recuerdo que comencé a preguntar a mi hermana como estaban las cosas y le decía que por que no mejor se iba. Al cabo de un tiempo cuando comenzaron a cerrar todo el país, en época del año nuevo Chino, todo el mundo comenzó a estar más pendiente de lo ocurría en ese país. A finales de Enero, literalmente comencé a rogarle a mi hermana que dejará China, lo cual hizo, regresó a México dejando un Beijing que siendo una de las ciudades más concurridas del mundo, se encontraba desolado, sin almas, y con la mayoría de sus habitantes confinados a permanecer en casa.

Por el otro lado yo comenzaba mi mes de Febrero con viajes y movimiento como hasta ahora estoy viviendo y acostumbrada a ser una ciudadana del mundo. Salí el 31 de Enero de Barcelona a París, después de unos días paré en Londres, los Alpes y otras provincias en Francia hasta volver a Barcelona. Prácticamente todo Febrero lo viví con la mayor normalidad. En Europa comenzó hablarse del virus cuando comenzaron los casos al norte de Italia y luego casos en España, Francia, Estados Unidos y hasta México. Entre las noticias y la población en general hablando del tema sin certeza, incrédulos con burla o hartazgo del mismo tema una y otra vez, lo que más escucho decir es “Que si es una gripa, o solo afecta a las personas de la tercera edad, que si los muertos es por la edad.”

El día de hoy, en estos momentos, vuelvo de Praga a Barcelona en un vuelo semi-vacío, después de estar en un aeropuerto semi-vacío, con la noticia aparente que la siguiente semana no solo Italia estaría cerrada completamente, sino varios otros países que también estaban proponiendo hacer que la mayor parte de su población permaneciera en sus casas. Lo cual para mí, por ejemplo ha comenzado a tener repercusiones, entre todo este caos, y todos los cambios que tendría que ir haciendo a mi agenda en cuanto a viajes en el corto y largo plazo, de trabajos planificados, así como de diversión. Y comienza la temporada de cuarentena al menos como la opción más lógica.

Al final del día entiendo cómo se encuentra el mundo ante tanta incertidumbre. Muchos intentamos seguir el curso del día a día, con nuestra búsqueda imparable por continuar nuestro camino y ante la inminente posibilidad de frenar de forma abrupta la maquinaria de todos y cada uno de nosotros. Claro que da miedo, da miedo para quien vive al día, y yo analizo, cuantos días lleva parado China. Aun cuando lo tienen más controlado todavía no se ha hablado de cuando se piensa restablecer la vida allá, y quizás es por qué ahora la crisis es mundial. Lo mismo pasa ahora con Estados Unidos y varios países que cerrarán fronteras a Europa. Como dije la siguiente semana se plantea el cierre de escuelas, varios trabajos, y procurar evitar concentraciones masivas en varios países de Europa. En su mayoría sé que irán actuando conforme vayan viendo la evolución del virus.

Intento ver el lado más grande ante el escenario que se está viviendo, desacelerar el ritmo, volver a casa, estar dentro de nosotros mismos. Por ahora mi pensamiento, después del momento más tierno que he tenido entorno a todo esto, el cual fue ayer hablando con mi novio decirle “ok, si la cuarentena entra, creo que lo único que me gustaría es que podamos quedarnos juntos… “. Llevo un tiempo llamando “hogar” a dónde yo me encuentro, no como tal a un lugar. Claro que tengo una casa, tengo familia, tengo amigos y mucha gente a la cual amo y me aman. Tengo una extraordinaria pareja la cual amo y me ama, estamos juntos todos los fines de semana, pero no vivimos ni siquiera en el mismo país. Les digo esto porque ahora justamente que nos invitan a quedarnos en casa, hace que piense a donde quiero ir, y sobretodo que me dé el tiempo y la oportunidad de apreciar lo verdaderamente importante.

Esta situación me hace reflexionar, si estoy al día con las cosas que realmente tienen un valor y trascenderán al paso del tiempo. El mundo se transforma a gran escala ante nosotros, con movimientos que nos llevan a una más profunda consciencia, acerca de nosotros mismos y como sociedad. El fin de semana del 8 de Marzo vimos demostraciones de esta consciencia pidiendo un cambio, parar la violencia y reconocer valores como el amor y el respeto. Lo mismo creo que está haciendo este virus. Si somos un poquito más conscientes y profundizamos un poquito más, nos daremos cuenta de lo que es más importante. Lo que tienes en tu cuenta bancaria, cuantas propiedades y cosas tengas, cuánto más puedas poseer no tienen tanto sentido ahora. Sino cuánto y cómo has vivido, cuánto has amado, abrazado, perdonado, equivocado, te has caído y vuelto a levantar, cuánto has hecho y dado por tu mundo y por todo el que te rodea. Estas al día en todo esto? Te encuentras en paz? Podrías morir tranquilo en este momento?

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